La exposición Inframundo ocurrió en Diabolik (Barcelona), en 2008. Aquí están los boletines que hice para la exposición. Yo les llamé indicios. Estos boletines me sirvieron para experimentar con el carácter narrativo de los dibujos y llevarlos a un terreno que no había explorado antes: la ficción.
|
El tercer indicio me fue comunicado por mail desde La Paz. Y fue descubierto por mi querida amiga Susana. Y como cada vez que me escribe, viajo con ella a miles de kilómetros de aquí, donde el viento llega cansado. Y decía así: La noche era tan oscura que no podía distinguirse ni la nada. La luna había desaparecido. El sol, largas horas que no estaba. El humo simulado. Las luces de Nueva York aparecieron de repente ante las grandes montañas. Una linda cara. Un giro, dos giros, tres giros, hicieron mover las inamovibles ruedas hasta el océano. La imagen negra se convierte en azul, el sol aparece, las ruedas flotan en el mar. Mientras… llega algún puerto. Sus anteojos eran suficientes para poder soportarlo todo. Las luces la guiaban, la llevaban, la despertaban. La diosa, hecha tótem en la ciudad más humeante, bulliciosa, oscura y agobiante del universo, no podía escapar, ni aún en el océano…Decidió volver a su oscuridad, decidió volver a su humo, a su sombra, a su leyenda. Decidió trascender el mito de su tótem y decidió ser. Apagar sus luces. Hacer desaparecer los anteojos y desenroscarse. Por fin. Permaneció ella, solo ella. Esbelta, sutil, tremendamente única. |
---|